Reflexiones en torno a la interacción social y las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC).

Desde el apogeo del Internet y su acelerada evolución tecnológica, han proliferado innumerables objetos de estudio, en los que diversas áreas del conocimiento han intentado comprender la problemática asociada a dicha evolución. Por ejemplo, desde el punto de vista de la pedagogía, se ha generado el debate sobre las habilidades que los profesores y alumnos deberían desarrollar para apropiarse de la información que circula en la Red y asimismo desarrollar la capacidad de generar conocimientos colectivos, utilizando dichas habilidades. Por otro lado, desde el punto de vista de la comunicación, se ha generado también, otro debate, frente a las mutaciones que se generan en un tipo de comunicación mediatizada y su impacto en la interacción social.

Como investigadora de los procesos de comunicación que se presentan en el uso de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC), nos enfrentamos inicialmente a un problema inevitablemente determinístico, porque la mayoría de los teóricos han establecido una quasi-dicotomía entre lo positivo y lo negativo de las tecnologías, es decir, que si un estudiante o doctorando en Educación o Ciencias de la Información y de la Comunicación está enfrentado a generar un marco teórico respecto a lo que es la Tecnología, las Nuevas Tecnologías, las Tecnologías de la Información (TI), las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) se encontrará con diversas barreras inherentes al origen científico del teórico que intenta generar una definición, es decir, investigadores pertenecientes a las ciencias de la educación, a las ingenierías, a las ciencias de la información o a las ciencias de la comunicación, por ejemplo. Honestamente considero que parte del debate actual, podría focalizarse, en lo usos y mutaciones sobre las prácticas de los actores, frente al medio, en este caso, el Internet y sus diversas aplicaciones, más que focalizarse en la definición de una manera unilateral frente a una tecnología, que en sí misma, demanda una comprensión holística de la problemática.